viernes, 14 de enero de 2011

Este lado de la tarde


A este lado de la tarde ya queda muy poca gente. Solo pasan carreros con su carga de cansancio y de miradas huecas. Desde esta hora no se oye el monótono vaivén del rompeolas; las orillas del mar están, en cambio, bien llenas de alegría.
Desde aquí, a la luz neblinosa de este barrio, hago esfuerzos por recorrer el camino de salida y encontrarme con vosotros, salir a la arboleda clara.
Desde aquí, sin embargo, ¿quién sabría decir lo que mide el vuelo de los pájaros, lo que tarda en apagarse la sonrisa del bebé, cuánta pesa la vida que lleva a cuestas el arroyo?
Los pocos que quedamos a este lado, en esta tarde interminable, acunaremos nuestro sueño con la esperanza de ver -mañana- nuevos carteles a todo color que nos lleven a nuevas ilusiones. Aunque nunca se cumplan. Aunque se cumplan.

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