Pero si vienes hasta aquí, hasta la parte honda del día, donde llegan apenas los rumores de todas las conversaciones de los otros, búscame y hazme señas. Como los barcos que se cruzan en alta mar, nos daremos los datos y nos preguntaremos si va todo bien. Puede que ni siquiera nos veamos: aquí, desde luego, hay muy poquita luz. Pero los pasos resuenan marcando el ritmo del tiempo.
En mi casa, por la tarde, dibujaré en mi memoria el instante en que pasamos juntos por el mismo lugar. Esta tarde diré, frente al espejo de las páginas, tu nombre, tu cara, tu mirada, tu manera de hablar.
Esta tarde estaré otra vez contigo y cruzaré contigo el tiempo del invierno.